Martes, 09 de junio de 2009
Mientras leía los apuntes de psicología del desarrollo y le daba la espalda a la luz del cuarto para no producir distracción en mi lectura y quehacer, siento algo que me envuelve rápidamente, una luz, la luz del sol, que tempera mi frío y me ayuda a seguir en lo mío, pero no era una simple luz, al sentir la luz que era el sol posarse sobre mí, sentí la necesidad de decir tu nombre, porque sentía que eras tú el que escuchaba mi necesidad de poder tenerte junto a mí y no poder cumplir aquello, me vuelvo hacia la ventana del cuarto y observo un sol tan hermoso que llega hasta mi rostro y me alumbra mientras escribo lo ocurrido y siento que eres tú el que me rosa con la luminosidad del sol, porque me alegra que haya salido, como tú me alegrabas mis días cuando salías por mí.
De repente se va, y me siento sola y abandonada, pero luego vuelve y me vuelve a hacer cariño y a sonreír, lo cual me dice que aunque estemos lejos el sol siempre nos unirá, porque la tierra es una sola, y aunque estamos separados, siento la conexión de igual forma, aunque sea por el solo hecho de compararte con el sol, porque siento que eres mi sol, el radiante que ilumina mis días, la razón por el cuál estoy así, y me siento sola, pero sé esperar, pero luego recuerdo que el que espera se hace eterna la espera, pero a mi me da igual, sólo pienso en que llegarás, y que llegará el día en que pueda tocar el sol que algún día iluminó mis días de tristeza y soledad.
16:17 pm
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