domingo, 5 de julio de 2009


Amor:

Tengo un sueño, que va de la mano contigo

Me gustaría decirte mucho, pero nunca termino

Me gustaría regalarte eso, lo que nunca pensaste

Me gustaría recibir lo soñado, sin que preguntes

Me gustaría adivinar tus pensamientos, para gustarte

Me gustaría acariciarte cada mañana, y por la noche

Tengo otro sueño, pero este es cumplido, es tierno, apacible y nunca lo he pedido, no lo he comprado, es lo único inmaterial que he obtenido, se siente pero no se toca, sólo lo he obtenido porque lo he soñado, es lindo por donde lo mires, porque te hace sentir lo inexplicable, lo inevitable, lo apasionante, lo diferente, lo impresionante, lo relajante, lo inigualado, lo sobrenatural, lo soñado; el amor.

Porque lo soñado sé que se cumple lo anhelado, dejando el miedo y luchando con tristezas y alegrías, pensando con el palpitar, dejándome llevar por el sentir inundable del rojo sangriento corazón, entregando lo mejor, haciendo feliz el sueño que algún día me hizo dudar y caer, pero siendo firme y no haciendo caso a lo que tú me decías, insistí hasta poder obtenerte, sin pago, sin cuotas; acercándome con sentimientos verdaderos, de un corazón roto, pero lleno de amor, parchado con las esperanzas que me dabas, no venciéndome por el temor seguí, seguí insistiendo, hasta que caíste en la trampa del amor, pero no de cualquier amor, de un amor que hace feliz, que hace sonreír, que soporta todo, que lo espera todo, que lo hace todo, que lo entrega todo, que lo sufre todo, que lo ama todo, y piensa en ti, más que en cualquiera hubiese imaginado; no explico el día en que todo ocurrió, sólo sé que las fechas han de seguir, que han pasado los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas y hasta los meses, y hemos llegado a construir lo sembrado en tan poco tiempo como lo han sido estos seis meses susurrados por lo sonoro del canto de tus te amo, por el canto de nuestros amores perpetuos, persistentes que lo componen, lo compondrán y lo seguirán componiendo hoy y mañana más que cualquiera en los días siguientes y subsiguientes sin un hasta, porque el fin del amor no existe, es lo único inmaterial que existe, que nos domina nuestros pensares hermosos compuestos por atracción, que alumbra nuestras cabezas, que alimenta nuestros corazones, que alegra los días, las noches y las templanzas de tristezas, acosija nuestras almas y las consuela comportándolas tan magníficamente cuando solemos estar juntos atesoradamente; porque como un joyero de oro has sido, la caja musical que suena en mis oídos al despertar.